La nueva diana de Griezmann: el Bernabéu |
Al equipo le pasa lo mismo. De hecho, sea de forma deliberada o casual, el Atleti lleva mes y medio gestionando sus partidos de Liga de una forma profesional, templada y con criterio. Simeone sabe mejor que nadie que el año pasado sus hombres llegaron triturados al último partido de la temporada, que fue el más importante del año y uno de los más importantes de nuestra historia: la final de Champions de Lisboa. Y el Cholo no quiere que eso vuelva a ocurrir.
Esa gestión se ha traducido en un inteligente reparto de esfuerzos entre los futbolistas, y en un manejo de los tiempos del partido. Si las cosas se dan bien y marcamos pronto (algo que ha ocurrido varias veces), el Atleti trata de frenar el ritmo del encuentro, dormirlo y esperar a que termine sin agotamientos físicos innecesarios, con la menor cantidad de tarjetas posible y sin lesionados. Casi siempre lo consigue.
Y ahora, a por la Champions
En Riazor, Griezmann marcó a los cinco minutos. Un golazo. Y el segundo, antes de la media hora. Después, calma y templanza. Sólo un inoportuno gol en contra a falta de quince minutos para el final obligó al equipo a apretar los dientes durante un rato para evitar que se nos fueran dos puntos que pueden ser determinantes para la Liga. Objetivo conseguido.
Y ahora, a por la semifinales de la Champions. El miércoles en el Bernabéu hay asuntos pendientes. Pero no hay que despistarse con problemas menores: sólo un asunto debe estar en la cabeza del Atleti: da igual quién sea el rival; no importa que el partido se juegue en Madrid o en Moscú; no importan sus bajas, ni las nuestras; no importan sus estrellas, ni nuestros espartanos. Sólo importa la clasificación. Ha llegado el momento.
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