El Calderón también colaboró en la victoria |
Maneras de vivir. Al descanso sonó esta canción de Leño en el Vicente Calderón como ontológica banda sonora del común sentimiento de los allí reunidos por una causa; y se convirtió, con el paso de los minutos, en la perfecta descripción de lo que es este equipo. Este pedazo de equipo. Los alemanes del Bayern, desconocedores por completo de las profundas y sufridas raíces del rock urbano ochentero del extraradio madrileño, aun tienen que seguir sin comprender de dónde saca el Atleti la fortaleza para cegarles durante 45 minutos y propinarles una estocada maradoniana para, en la segunda parte, sobrevivir al bombardeo braceando y dando bocanadas como si tuvieran plomo en las piernas pero sin perder la compostura; preparado para cuando menos se lo espere el rival dar el segundo y definitivo tiro de gracia que el poste prefirió, esta vez, no conceder. El toque porteño, lo puso Saúl con un gol que hubiera firmado Maradona. La tela de araña con la que el ·Atleti desesperó al Bayer fue obra de todo el equipo con mención especial a Augusto y a Oblak, con dos paradas de gran mérito.
Simeone y Guardiola no tenían muchas cartas que esconderse. Cómo iba a plantearse el encuentro lo sabía todo el mundo con la diferencia de que Pep se guardaba munición para la segunda parte. Müller y Ribery aguardarían para salir cuando el Atleti bajara el ritmo de los pistones en la presión. Sin Carrasco como gran alternativa fiable, Simeone tenía más complicado introducir un cambio de refresco que mantuviera la intensidad brutal con la que se emplearon cada uno de los jugadores rojiblancos en defensa.Las ayudas defensivas a los laterales por parte de Saúl, Koke y Augusto fueron claves para ahogar en la primera parte el juego por banda del Bayern. La presión alta forzaba al equipo alemán a soltar el balón con demasiada ligereza a un lugar donde Giménez y Savic se impusieron con soltura. De un robo de balón vino el slalom de Saúl, que viendo que inicialmente no tenía línea de pase se lanzó a la aventura y tras deshacerse de cinco oponentes la puso allí donde Neuer no podía alcanzar. Un gol que ya es historia del Atlético de Madrid y firma la consagración de un jugador que no para de crecer y que fue uno de los mejores del partido.
Con un Filipe Luis espectacular y un Augusto que se convirtió en un muro infranqueable, el Atleti terminó la primera parte con más tiros a puerta que el Bayern y la sensación de tenerlo todo bien atado. Pero estaba claro que Guardiola cambiaría las cosas. Subió a los laterales casi a extremos y a éstos los hizo jugar por el interior. La superpoblación retrasó la presión de los jugadores atléticos que cuando conseguían conectar con sus delanteros no los encontraban acertados.
En partidos con tanto trabajo defensivo Griezmann lo paga más allá de que lleve unos días despistado. Se le sigue esperando para estos partidos en los que tiene que ser el jugador determinante. Torres casi lo es en la más clara ocasión del partido. Tras un recorte fantástico su disparo con el exterior se estrelló en el poste. Fue la excepción en una segunda parte dominada por los alemanes, que estrellaron un trallazo desde fuera del área en el larguero y dispusieron de otras dos buenas oportunidades atajadas por Oblak. El asedio fue por momentos difícil de soportar pero si alguien puede sobrevivir en ese ambiente es el Atleti, como un microorganismo resistente en hábitat extremo del río Tinto.
La cuestión es si se puede tener aún más capacidad de sufrimiento porque eso es lo que nos espera en Munich. El resultado, con ser bueno, es corto. Defender un 1-0 ante un equipo que guarda en el banquillo el arsenal que ha guardado Guardiola, porque tiene para repartir, es para tenerle miedo. En su campo espera una gesta épica. Y ahí sí tiene que ser el momento de Griezmann y Torres.
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