Otro gran partido de Arda |
Desde hace varias semanas, el Atleti ha establecido una velocidad de crucero muy próxima a lo óptimo. Sabe adaptarse a las exigencias y circunstancias de cada rival, como se adapta a la mano un guante de latex. Si el equipo contrario juega con mucha intensidad, el Atleti se repliega y espera. Si el rival domina, el Atleti se calma. Si el balón es nuestro, entonces se maneja, se hace circular, y hasta se hace un tikitaka práctico, no especulativo; no de esos que sólo sirven para mover la pelota en horizontal, sino con la intención de marear al adversario, hasta encontrar la manera de percutir en las cercanías del gol.
El armisticio
Ante la Juve, el Atleti ha hecho otra demostración de "oficio", de conocer las claves del juego y jugarlo bien. Era previsible que los italianos salieran con ímpetu, ante la necesidad de conseguir el pase a la siguiente fase de la Liga de Campeones, que no lo tenían asegurado. Simeone lo sabía y tenía un plan. A ratos, a esperar. A ratos, a tocar. Si la Juve aceleraba, el Atleti frenaba. Y con Mandzukic, obstaculizando la salida de balón de Pirlo. El objetivo: desbravar a la Juventus en el primer tiempo, para hacerse con el partido en el segundo. Es como una novela con planteamiento, nudo y desenlace, escrito al estilo de Simeone.
Aun así, el segundo tiempo no fue tan fácil. El arreón inicial de la Juve hizo que la pelota apenas pasara por los jugadores del Atleti, aunque tampoco perdían la posición. Luego se supo que el resultado del Olympiacos-Malmoe favorecía la clasificación de la Juve con sólo mantener el empate, y se llegó a un armisticio. No vamos a hacernos daño. Cero a cero, el Atleti se clasifica como primero de grupo y la Juve pasa como segundo. ¿Hecho? Hecho. Le llaman "oficio", pero significa jugar bien al fútbol.
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